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Durante los primeros días del desarrollo in vitro las células del embrión o blastómeras duplican su número cada aproximadamente veinte horas. Para el tercer día de cultivo el embrión está formado por unas ocho células de aspecto similar.
El blastocisto es el estadio embrionario que se alcanza entre el quinto y sexto día de desarrollo luego de la fecundación del óvulo por el espermatozoide. El embrión está formado entonces por más de 150 células que se diferencian en dos estructuras distintas: el macizo celular interno – que dará origen al feto- y el trofectodermo -que dará origen a la placenta.
Durante las etapas iniciales los embriones dependen del material provisto por el óvulo materno para su crecimiento. Los que tienen menos posibilidades de sobrevivir se detienen en estadio de clivaje (células) y no continúan su diferenciación hasta la fase de blastocisto.
El cultivar los embriones durante 5 a 6 días permite que se realice una “autoselección” de los embriones con mayores probabilidades de generar un embarazo. Entre aquellos que alcanzan el estadio de blastocisto, el embriólogo selecciona los que tienen mejor morfología, para transferirlos al útero materno.
Estos embriones están más desarrollados, por lo que tienen una mayor tasa de implantación comparado con los embriones de día tres. La tendencia es transferir un único blastocisto, reduciendo así la posibilidad de embarazo gemelar.