27 febrero, 2023
La investigación aplicada a la Medicina Reproductiva
Lograr el embarazo es sinónimo de ilusión, y más aún es el caso de los pacientes que han tenido que recurrir a la ayuda de la reproducción asistida para conseguirlo.
Sea como sea, a estos sentimientos de alegría siempre se le suma cierta preocupación sobre la salud del futuro bebé. Además de los pensamientos sobre su futuro nombre o el color de su habitación, también nos surge la incertidumbre de si el bebé nacerá sano, si el desarrollo del embarazo va a ser el adecuado o, incluso, si el parto va a ir bien.
Por suerte, hoy en día y gracias al avance de la investigación de la genética aplicada a la reproducción asistida, tenemos la posibilidad no solo de seleccionar aquellos embriones con más opciones de implantar, sino también aquellos embriones que no presentan ningún tipo de anomalía en su número de cromosomas.
¿Queréis saber cómo hacemos este trabajo en nuestros laboratorios?
La importancia de la selección de los embriones en el laboratorio de reproducción asistida
La investigación aplicada a la Medicina Reproductiva no deja de sorprendernos por sus avances. Siempre con el objetivo de lograr, ya no solo el embarazo de las pacientes que acuden a un centro de reproducción asistida para conseguirlo, sino también el nacimiento del bebé sano, durante los últimos años hemos visto como el análisis y estudio de la genética ha conseguido perfeccionar cada vez más la selección de los embriones.
De esta forma, tras su análisis genético tenemos la posibilidad de seleccionar sólo aquellos embriones con mayores posibilidades de lograr un embarazo viable y ser transferidos a la paciente para lograr el nacimiento del bebé sano.
En este caso, el análisis genético de los embriones tiene lugar como parte de un tratamiento de Fecundación in Vitro (FIV). Como os hemos explicado con anterioridad, la Fecundación in Vitro consiste en la unión del óvulo, ya sea de la paciente o de una donante más joven, con los espermatozoides de su pareja, o bien de un donante, en nuestro laboratorio. Fruto de este proceso de fecundación obtendremos los embriones que serán transferidos posteriormente a la paciente.
Una vez que se ha producido el proceso de fecundación los embriones permanecen en los incubadores de nuestro laboratorio. Estos incubadores recrean las mismas condiciones en las que se encontrarían los embriones en el interior del útero materno y además nos permiten monitorizar su correcto desarrollo y evolución.
Cuando estos embriones han llegado a su quinto día de desarrollo en los incubadores, que es cuando alcanzan el estado de blastocisto, es el momento en el que son biopsiados por parte de nuestros embriólogos. Mediante esta pequeña biopsia obtendremos una muestra de material genético que será analizado para seleccionar sólo aquellos que estén libres de anomalías cromosómicas (y en algunos casos de genes específicos) y por tanto tengan mayores probabilidades de implantar y dar lugar al embarazo.
Este análisis exhaustivo de los embriones recibe el nombre de Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) y se recomienda, además, en las siguientes situaciones:
- Abortos de repetición
- Edad materna avanzada
- Fallos previos de FIV
- Baja calidad seminal
- Cariotipo alterado
- Enfermedades monogénicas
¿Aumenta la transferencia de un único embrión la posibilidad de lograr el nacimiento de un bebé sano?
La legislación en materia de reproducción asistida en España permite la transferencia de hasta 3 embriones de forma simultánea. A pesar de ello cada vez parece haber un consenso mayor en los beneficios de transferir sólo un embrión previamente seleccionado a la paciente. Es lo que recibe el nombre de ‘Single Embryo Transfer’ en la comunidad científica.
A pesar de que no siempre es así, es cierto que encontramos riesgos asociados tanto para la madre como el bebé en los embarazos múltiples, y de ahí surge esta tendencia a la transferencia de un solo embrión. Numerosos estudios nos indican que los embarazos múltiples aumentan el riesgo de que haya un parto prematuro, los bebés nazcan con muy bajo peso, que no se desarrollen como es debido o incluso que los bebés puedan nacer con alguna clase de defecto congénito. Además, en lo que se refiere a la futura madre, los embarazos múltiples aumentan el riesgo de cesáreas y partos prematuros, así como el riesgo de una importante subida de tensión que acarree complicaciones durante parto. Todos estos motivos son la causa por la cual la transferencia de un único embrión sea cada vez más utilizada de rutina.
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