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El cultivo a blastocisto se le denomina a un embrión que se ha cultivado en el laboratorio hasta 5 o 6 días después de la obtención del óvulo; pasado este tiempo el embrión ha diferenciado en dos tipos celulares distintos, la masa celular interna y el trofoectodermo.
Durante el proceso de desarrollo de los embriones, los que tienen menos posibilidades de sobrevivir no continúan desarrollándose hasta la fase de blastocisto.
La ventaja de este método no invasivo de autoselección de embriones es que, hacia el quinto día, el embriólogo es capaz de seleccionar qué blastocistos tienen mejor potencial de implantación para colocarlos en el útero, lo que implica mayores probabilidades de un embarazo con éxito.
Durante los primeros días, los embriones dependen del óvulo materno para su nutrición. Para poder sobrevivir después de los primeros tres días, el embrión debe activar sus propios genes y no todos los embriones llegan hasta este punto de su desarrollo.
Estos embriones están más desarrollados y son más resistentes por lo que tienen una mayor tasa de implantación comparado con los embriones de día tres.
Al ser un embrión con mayor tasa de implantación, la tendencia es transferir un único blastocisto, reduciendo así el porcentaje de embarazo gemelar.