La evaluación de cada paciente antes de elegir su tratamiento, es incuestionable

El caso clínico de cada pareja nos mostrará si precisa estudios más complejos, la conveniencia de técnicas de reproducción más elaboradas o enfocadas a conseguir aspectos específicos. Una mujer con alteración hormonal, tipo ovarios poliquísticos, precisará tratamientos más suaves que le eviten la hiperestimulación, y si aparecen altos niveles de estradiol, será mejor retrasar la transferencia de embriones a un momento en las que estos niveles no sean perjudiciales para la implantación.

Si el problema es una baja respuesta, las posibilidades de que disponemos para obtener la mejor respuesta de su ovario son el uso de andrógenos, la acumulación de embriones o blastocistos, para transferirlos o practicarles estudios genéticos previos, o simplemente esperar el mejor ciclo que los ovarios puedan desarrollar.

Cuando la pareja tiene una larga trayectoria de decepciones por repetidos tratamientos sin éxito, incluso con transferencias de buenos embriones, es preciso evaluar los aspectos determinantes de su fallo de implantación, el estudio de la receptividad de su endometrio (incluso con arrays), la posibilidad de alteraciones genéticas, alteraciones hematológicas, inmunológicas, endometritis crónica (evaluación histeroscópica). Podemos recurrir a la implantación de embriones más evolucionados, blastocistos, que pueden mejorar las posibilidades de la pareja. Cambiar el momento de implantación en base al cambio de la ventana de implantación mejora las posibilidades de la pareja, diferir la transferencia si evidenciamos un hidrosalpinx hasta su solución, también lo hará, y así seguiríamos describiendo varias posibilidades.

Cuando la pareja, aún con una muestra de semen “normal” presenta una baja tasa de fecundación ó fallos de la fecundación,