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Congelación de embriones y blastocistos

Congelar los embriones sobrantes de buena calidad después de la fertilización en el laboratorio es una práctica habitual.

Ello permite no solo transferir menos embriones en el ciclo de FIV, lo que conlleva un número menor de embarazos múltiples, sino que también proporciona a los pacientes un “respaldo” en caso de que la transferencia original de embriones no acabe en embarazo.

El proceso es mucho más sencillo y menos costoso que iniciar un tratamiento de FIV otra vez desde el principio, ya que los pacientes pueden conseguir más de un embarazo a partir de un solo ciclo de estimulación ovárica.

La congelación o vitrificación de embriones es una parte totalmente rutinaria del proceso de FIV y la mayoría de pacientes acaba con uno o varios embriones guardados.

A pesar de que no todos los embriones sobreviven al proceso de congelación y descongelación, la tasa de supervivencia es bastante elevada y aquellos que sobreviven tienen las mismas probabilidades de implantar en el útero después de la transferencia, que en transferencia en fresco.

Los procesos de congelación y descongelación no provocan anomalías genéticas y, por lo tanto, no dañan al embrión. Varios estudios publicados demuestran que los niños nacidos de embriones congelados no muestran ninguna diferencia con respecto a los niños nacidos de embriones que no se han congelado nunca.

El período de almacenamiento de los embriones lo decide la pareja (o mujer) para quienes fueron generados estos embriones. En caso de querer cesar el mantenimiento de estos embriones, HC Fertility ofrece la posibilidad de donarlos a otras parejas con problemas de infertilidad, donarlos a investigación o destruirlos bajo determinadas circunstancias recogidas por ley.

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